sábado, 11 de abril de 2015

Experiencias Divinorum


MI PRIMER VIAJE CON SALVIA DIVINORUM 10X
Después de traer de Amsterdam, la ciudad del vicio, 1 gramo de extracto de Salvia Divinorum 10X (40mg Salvinorin-A por 1g de extracto), decidí probarla junto a 3 amigos.
Escogimos la casa de uno de estos amigos como escenario para nuestro viaje. Sacamos la mesilla de la sala de estar, y nos sentamos en la alfombra lo suficientemente separados como para estar cómodos con las piernas estiradas y apoyando la espalda en el sofá. Bajamos las persianas a medias, por lo que el ambiente oscureció agradablemente, y pusimos The Doors de fondo. Ya teníamos el ambiente relajado que buscábamos.

Después de haber estado leyendo sobre el tema, decidimos probar la Salvia fumándola en pipa. Éramos 4 personas, así que decidimos fumar 3 de nosotros mientras el cuarto vigilaba.
Como dueño de la planta, fui el primero en probarla. Colocamos una cuarta parte del contenido de la bolsita en una pipa vertical de madera y, tal y como había leído, mantuve el mechero encendido durante toda la inhalación. Mantuve el aire dentro tanto tiempo como mis pulmones me permitieron, y fui a por la segunda y última calada. Cuando acabé, mis amigos me cogieron de las manos el mechero y la pipa, ya que lo habíamos hablado antes para poder estar más relajados. Cerré los ojos (en lo que me pareció que los dos amigos que tenía delante se comprimían a la vez que mis párpados) e intenté relajarme, y mucho antes de lo que podría haber imaginado me vi envuelto en un gran manto amarillo. No era más que un punto en medio de un universo amarillo. Así, de golpe. O al menos no recuerdo otra cosa. Segundos más tarde (lo que para mí habían parecido varios minutos) sentí mi cuerpo completamente pegado al gran manto que me rodeaba. Empecé a moverme con brusquedad para deshacerme del manto, pero era imposible. Me costaba mucho caminar, ya que el manto me tiraba por detrás, sobretodo en la parte derecha de la cara y las piernas, y tenía una sensación enorme de pesantez en las piernas. No percibía en absoluto detalles de la realidad: no escuchaba la música, que seguía sonando, no veía a mis amigos y no me encontraba en la habitación donde todo había empezado.
Aun así, pronto empecé a ver a uno de mis amigos entre el manto amarillo, y otra cara que no alcanzo a recordar. Mi amigo me hablaba, pero no escuchaba nada, aunque cuando me di cuenta les estaba diciendo “tranquilos, al menos ahora ya sé quiénes sois y qué hacemos aquí”. Poco a poco empecé a darme cuenta de dónde estaba y a escuchar a mis amigos, aunque con mucha dificultad. Era como escuchar sonidos bajo el agua. Se me pasó la sensación de angustia que tenía, pero no el malestar en el cuerpo, que me duró al menos media hora.
Según los amigos con los que estaba, todo ocurrió muy rápido, en unos 2 minutos hasta que conseguí tranquilizarles hablando. Todo empezó cuando abrí los ojos de golpe unos segundos después de haberlos cerrado tras la inhalación. No recuerdo haberlos abierto, permanecí durante todo el viaje en ese “mundo amarillo” y no volví a la realidad hasta ese par de minutos. Durante este periodo, me dio tiempo a levantarme del suelo donde estaba tumbado, caminar hacia el ventanal y mover mis manos bruscamente contra la cortina beige, que resultó ser el manto amarillento del que intentaba despegarme. Incluso intenté pegar a uno de los amigos que estaban conmigo (el que conseguí ver entre el manto) pensando que no podría liberarme de la manta por su culpa, pero según me contaron mi puño quedó muy alejado de mi amigo. Mi viaje -externamente- se caracterizó por la agresividad. No hablaba, sino que gritaba, y me movía agresivamente, pero en ningún momento mis amigos tuvieron miedo a que acabase mal.
Puedo decir que el efecto de la Salvia es completamente diferente al de la marihuana o al de las trufas mágicas. Mientras que con la marihuana controlas en todo momento la realidad (quizás no tu cuerpo, pero sí lo que te rodea) e incluso con las trufas (se alteran las percepciones, pero sabes quién eres y dónde estás), con la Salvia no. El mundo tal y como lo conocías se esfuma, y apareces en medio de algo totalmente diferente. Si tienes suerte, puedes aparecer en un lugar paradisíaco, como los dos amigos que fumaron después de mí (uno apareció en una playa, y otro rodeado de montañas) y tener un gran viaje. Pero si la suerte no está de tu parte como me ocurrió a mí, el lugar al que viajas puede no ser muy agradable, como es el caso de estar rodeado por una manta amarilla. Principalmente mi malestar fue debido a que no supe darle sentido a lo que me estaba ocurriendo. Pensar que me podía quedar en ese sitio para el resto de mi vida me aterrorizaba, y la mayor angustia la sentí al mover mis piernas para despegarlas del manto, una vez ya era consciente que me encontraba en la casa, y aun así no poder. Creer que el efecto de la Salvia ha acabado pero seguir notándote preso es una sensación muy desagradable. Por suerte, se desvaneció pronto (como ya he dicho, poco más de 2 minutos) porque mis amigos intentaron devolverme a la realidad hablándome, aunque estoy seguro que si no lo hubiesen hecho mi viaje habría durado mucho más. Una vez ya era consciente de la realidad, la sensación de malestar perduró durante al menos media hora, llegando incluso a sentir una sensación de rechazo hacia esta planta.
Simplemente el hecho de escuchar a alguien hablando, sobretodo en los instantes después de la inhalación, desconcentran mucho al viajero, por lo que me pareció muy importante el ambiente relajado que debe haber a su alrededor.
Tan solo me queda decir que espero que mi próximo encuentro con esta planta mágica me lleve de viaje a un sitio algo más placentero que el anterior. Aun habiendo tenido un mal viaje, me he quedado con ganas de probarlo otra vez.

Fuentes : http://www.salvia-divinorum.es/

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